Luis Guillermo Vasco   Luis Guillermo Vasco
 
GUAMBIANOS: HIJOS DEL AROIRIS Y DEL AGUA
 

DEL TATA KOLLIMISAK AL SEÑOR GOBERNADOR DEL CABILDO > LOS CACIQUES DEL AGUA; LA MÚSICA PROPIA

El consejo, korosrop,
es como la comida,
sin él se muere.

Mercedes Tumiñá Tombé


Como ya dijimos, nuestra autoridad viene del agua, desde las lagunas y Pishimisak, con los caciques que trae el río; fue sembrada en el segundo día por la gente grande, por los primeros, los Numisak, junto con las plantas que dan el sentido, el saber.

Pishimisak, pues, fue y es nuestra primera autoridad. De la relación de armonía que tengamos con él dependen nuestro bienestar y nuestra existencia misma. Con él, hay que ir toka-toka, a la par. Si no hiciéramos nada en contra de Pishimisak, él no tendría que manifestarse, no habría enfermedades, no habría ruidos, no se lo oiría alegar, gritar o silbar. Nosotros somos los causantes de su enojo y nos buscamos las enfermedades. Si no fuera así, acompañaríamos muy bien a Pishimisak y a Kallim. Por eso, aunque sea sólo cada mes, hay que hacer la limpieza del papo, hacer y ofrecer refresco para que no nos aborrezca, para que no le pese nuestra actitud. El cuerpo de uno y el cuerpo de Pishimisak tienen que ir a la par, hacer esas limpiezas, voltear con el refresco hacia la izquierda. Si hacemos así, no se producirán las enfermedades, viviremos bien.

El remedio se debe ofrecer pensando en uno, pero también y al mismo tiempo pensando en él, en Pishimisak. Limpiar es quitarnos nosotros el sucio y, a la vez, quitarle a él ese peso. Entonces ya deja de estar bravo con nosotros y de producir las enfermedades.

LOS CACIQUES DEL AGUA

Así cuentan algunos mayores la historia de cómo nació nuestra autoridad propia, de cómo llegaron los primeros caciques, trayendo la cultura para enseñarla a los guambianos:
Comenzó una vez, cuando de Kosrompoto macho, del aroiris macho, salió una luz como amarilla, amarilla, que se veía como una estrella y cayó sobre Kosrompoto hembra, que estaba debajo; así se juntaron, y debajo de la hembra, pegado a ella, salió el aroiris hijo. La luz siguió derecho para abajo y cayó en la laguna; esa luz era un sombrero propio, con el color de Kosrompoto, que se posó en la laguna y la tapó, mientras el aroiris estaba con un pie en cada lado de ella. Este sombrero era el mundo, que flotaba sobre el agua. De las estrellas cayó un rayó, una luz que pegaba en el sombrero.


Foto 53: El rayo de luz cae sobre el sombrero que flota en el mar


Así duró varios días y la gente tuvo miedo, pues pensó que la luz podía romper el mundo y el agua entraría por el hueco e inundaría la tierra. Luego de un tiempo, la luz no cayó más. Venía mucho el páramo; cayó durante siete meses, y la laguna se puso grande, grande; después apareció un derrumbe que reventó la laguna y arrastró una creciente muy grande. En esa agua venía una niña y los primeros mayores la sacaron del río abajo. Cuando se creció, fue una cacica, la primera autoridad de nosotros.

De este modo vino la cacica Teresita de la Estrella desde la laguna de Ñimpi. Tres estrellas alumbraron y dieron su rayo en la laguna para que ella saliera; algunos mayores dicen que fueron las estrellas de Sirio. Venía en una canasta de material delgadito. Era una canasta en forma de caja. El borde no estaba rematado sino derecho, largo. De allí la enrejaron para sacarla por donde es hoy la balastrera, en el punto de Lalutu, Arrayanal. La creciente casi que subía a toda la planada, como siguiendo a quienes la habían sacado; iba con fuerza y rebosó hasta alcanzar la quebrada de Manchey, en donde hoy está Silvia.

Los antiguos sabían muy bien, por los sentidos, cuándo va a venir la niña, y la esperaron ese día a esa hora y es nacida del agua. Saben, como un adivino, qué día va a nacer. Desde lejos la oyeron llorar en el agua. Para encontrarla, como el plan de Nuyapale es tan grande, recorrieron para uno y otro lado hasta encontrarla.

Cuando la enlazaron, lloraba como un niño normal de hoy. Pusieron a niñas de 10 a 12 años a criarla, pero como ellas no tenían leche, se alimentó fue con su sangre, les chupó la sangre; así se murieron veinte de ellas. Crecía muy despacio, duró mucho tiempo. Pusieron una mujer a amamantarla y murió, luego pusieron otras, hasta llegar a siete madres; con el río, son ocho madres.

Desaparecía a medianoche y al amanecer aparecía de nuevo, trayendo herramientas y objetos de oro. En la medianoche, sólo quedaba el enchumbado vacío. A medida que iba creciendo, traía nuevas herramientas, según la edad. Ella sola ha de haber traído lo completo. Cuando creció, vestía prendas de oro; su plato y su cuchara eran de oro y lo que más sabía trabajar era el oro.
Pero no todas las crecientes que vienen con los derrumbes tienen como resultado la aparición de un cacique o una cacica. Si no los cuidan bien después que los sacan, puede haber problemas.
Una vez hubo una creciente y trajo una niña que vino llorando en medio del shau, envuelta en un chumbe de trenza de colores. La sacaron y pusieron a unas mujeres a que la amamantaran, pero la niña las iba acabando y se murieron dos o tres madrastras que la alimentaban, y ella apenas había crecido uno o dos años. Vivía acostada en la hamaca.

En esas vino mucho verano y la gente que vivía en Pueblito no tenía comida por la sequía; sólo había una comida especial, la comida de un bejuco que nace en la tierra, tante. Unas mujeres fueron a traer de ese bejuco. Cuando fueron a buscar la comida, dejaron la niña en la casa, acompañada con una muchacha para que la meciera si lloraba. Y le recomendaron que no la desenvolviera.

Estaban en la montaña recogiendo el tante, cuando de pronto se formó una nube negra encima de la casa donde habían dejado la niña y cayó granizo. La cuidandera no había hecho caso, había desenvuelto la niña y la había visto. La mamá vino, preguntó por ella y le dijeron que había llorado, pero que ya estaba callada y durmiendo. La muchacha que cuidaba dijo que había visto entrar un animal y en otra parte una rana y en otra una lagartija.

La mamá fue a ver en la hamaca y la niña no estaba. Entonces dijo: “si es así, yo no voy a vivir más y me despido. Como mi hija ya se fue, yo también voy a irme”. Se acostó estirada en la puerta y se volvió un tronco de árbol de aliso.1 Y comenzó a llover y llover y entró toda la palizada a la casa. Y se formó una laguna adentro. Y seguía lloviendo. Y seguía lloviendo.

Los hombres vinieron y cortaron ese palo con un hacha y salió sangre. Lo partieron en dos y el agua se llevó los pedazos para el río y la nube también llegó al río. La nube se levantó al aire y quedó al lado de Quisgó. Se formó una laguna nueva, bravísima.

A los de Quisgó les hizo un sueño en que aparecía un guambiano o una guambiana. Los médicos vieron llegar unos guambianos y decían que iban a morir los de Quisgó. Entonces, hicieron una acequia en minga para secar la laguna. Cuando llegaron al pie de la laguna, cortaron unas raíces y salió sangre. Cuando acabaron, el agua salió con fuerza y se llevó a varios de Quisgó y el agua llegó hasta Penebío.

Al llegar allá, se formó una nube negra, negra, y se fue muy lejos. Y allá se formó una laguna grande, la de Siberia, con agua para todo el tiempo.
Otros mayores dicen que la niña no vino en el agua sino que su mamá se fue al páramo y a la laguna sin limpiar el papo y entonces Ulesrnu la dejó embarazada.

LA MUSICA PROPIA

También el tambor de la música propia vino como un tronco de una laguna; los templadores eran hilos de colores: rojo y azul. Al principio, en la laguna había una piedra redonda, grande y brillosa. Iba cambiando con el tiempo y parecía más grande y tomaba forma de tronco de palo, con cintas rojas y azules como templadas. Se iba levantando y alrededor se veía otro color como el aroiris pero no lo tocaba, era separado. Otras veces aparecía nube negra con forma del tambor. Al fin apareció un tambor grande y lo sacaron, como se sacan los niños que vienen en el río. Ensayaron para tocarlo hasta que sonó bien; y lo tocaban.

Antes, cuando tronaba, decían que Srepalei es el que truena, que venía haciendo sonar el tambor. Srekollimisak es el que toca.

Pero el tambor no puede tocar solo, la flauta tiene que acompañar. Allí mismo fueron a buscar una y encontraron unos pájaros cantando: torcaza y chiguaco; de ahí, con el canto, sacaron las flautas, luz.

Para tocar, tiene que haber un par, tienen que tocar el tambor y la flauta. Tiene que haber dos tambores y dos flautas; pero no pueden ser iguales, cada tambor y cada flauta tiene su sonido y por eso tienen que tocar acompañando.


Foto 54: El tambor, paale, es la voz de Srekollimisak e instrumento fundamental
de nuestra música guambiana. Aquí, en una celebración en Santiago

Si es baile grande, son tres tambores y dos pares de flautas, que son cuatro. El tercer tambor es uno grande, un bombo que tocan entre cuatro tamboreros. Suena tan duro que, por la mañana, cuando ya la gente está borracha, parece que toca en la cabeza. Se cuelga de las vigas del techo y tocan dos por cada lado. Por un lado suena con un palillo con bola, por el otro lado se toca con palillo solo. Hay que tocar en puntos distintos para que suene más grueso o más delgadito. Al templar, hay que ver por cuál lado suena más y emparejar. Los musiqueros ensayan un día y una noche, cotejando qué parte suena de acuerdo con la flauta.

En el baile, los músicos tomaban en mates de madera y después en totuma, una totumada cada uno. Cuando van a servir a los músicos, dan al flautero primero y al tambor atrás. Pero el flautero no se toma el primer trago, sino que batuquea la flauta entre el caldo y después lo bota al suelo. Dicen que flauta seca no toca bien. Luego le sirven otra vez y toma. El tamborero recibe y echa en la mano, refregando bien el tambor, pero no bota al suelo. Unta el cuero hasta que se calienta y se pone blandito y luego templa los hilos.

Los tambores antiguos se hacían con cuero de tigre o de oso o de venado o de guatín. Cuando se hacían con cuero de perro, la gente decía que se dañaba el baile porque los asistentes se peleaban a medianoche. Hoy se pueden elaborar con cuero de ternero o de oveja, pero bien criada, de cuatro o cinco años; el cuero de oveja biche no sirve. La madera de tambor es de lo caliente. El guatín es animal de lo frío.

Para hacer los bombos, el tronco se puede sacar de la base del cabuyo jecho que ya está zongo.2 Y se le ponen dos cueros diferentes: por un lado de venado y por el otro de guatín. Los hilos eran del mismo cuero y cortaban las puntas para redondiar. Para templar, usaban una “cola” bien entorcida. Y llevaba anillos de templar. El tambor antiguo tiene que tener medidas; se mide el perímetro en la parte más gruesa y el largo debe ser la mitad de esta medida. En otro caso, no queda con figura de tambor ni suena bien. Se afinaban de acuerdo con las flautas: un lado con las flautas mayores y el otro con las menores.

Las flautas se hacen con madera de lo propio, el árbol flauta, que es de lo templado, tierra que da maíz. Hay sitios que llaman luzkullu, el flautal. La mayor o primera es delgadita y más sonora; la segunda es gruesa. Ahora, muchos las hacen de PVC o tienen que mandar traer la madera de otra parte.

Quien toca la flauta es el mismo que la hace, poniendo los huecos de acuerdo con sus dedos. Si tiene los dedos corticos, tiene que medir cortica la distancia entre huecos. Perforan la madera con un tizón de madera fina. Son flautas de seis huecos y uno para soplar. En el extremo, cerca a la boquilla, colocan un corcho; al hundirlo, se cambia el sonido.


 
 
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