Luis Guillermo Vasco   Luis Guillermo Vasco
 
GUAMBIANOS: HIJOS DEL AROIRIS Y DEL AGUA
 

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Minga de dios

Otras mingas eran para dios. El Cabildo tenía tierras en que la comunidad trabajaba en sembrar y cosechar trigo para la iglesia. Juan Yalanda, de Guambía, era el capitán que las organizaba. Juancho Muelas era el capitán de Pueblito. Así se hizo la iglesia de Silvia. Sacaban de 30 a 40 arrobas de trigo para la iglesia. Se llamaba la “roza del santo”. La minga del común para la iglesia siempre era con fiesta. Los Cabildos citaban también a los jóvenes para llevar leña al cura los domingos. Esto desapareció y ya ni siquiera existen los mayores que mandaban así.

Las tierras que se sembraban para dios tenían una organización. Aquí arriba, en el Resguardo, había gente que prestaba la tierra en un orden, cada seis meses, cada seis meses uno distinto. El Cabildo citaba minga a trabajar y todos venían, traían la semilla y sembraban. A los seis meses, cuando la papa comenzaba a amarillear, el Cabildo miraba quién era el próximo en prestar la tierra, luego citaba a la gente para preparar el terreno. Cuando estaba lista la papa del sembrado anterior, citaban para cosechar; separaban una jigradita que el Cabildo daba a cada uno que venía, separaban la semilla para la nueva siembra. El resto, el Cabildo lo vendía y entregaba la plata al cura. Por el año de 1960, la gente fue dejando de pagar este tributo.

Esa loma que hay cerca de la balastrera de abajo, casi llegando a Silvia, la regaló el Cabildo para la iglesia, y unas tierras en Camojó también. En ellas se hacía minga del común para la iglesia. Un padre Barreras la vendió y se fue con esa plata. Juan Hernando Barrera Sánchez era el cura. Hoy ya se casó y tiene hijos. Lo fueron a perseguir cuando se fue, pero no lo pudieron alcanzar. Después, lo llamaron padre Barriao porque se barrió con todo. Vendió a Rafael Sterling y éste a unos caleños.

En 1951 a 52, comenzaron a desbaratar la iglesia por orden del padre Rendón, porque una parte era de pajiza y otra de teja. Se desbarató para hacerla de ladrillo y con teja y varilla. El Cabildo citó a la comunidad para cargar y botar la tierra en costales o en morrales a los ríos Salado y Piendamó. A los muchachos les daba pereza y los alguaciles regañaban y amenazaban.

Más tarde, se desbarató otra vez. El Cabildo también citó para bajar tierra y amontonar. Por falta de plata, no se pudo terminar hasta 3 ó 4 años después y hacían la misa afuera; sólo el padre quedaba bajo techo.

Y se desbarató otra vez del todo por tercera ocasión. No se dejaron sino el altar y el pesebre de poner a Jesucristo. Citaron la gente para hacer ladrillos en el galpón y bajar madera de Tapias, unos eucaliptos gruesísimos. Cada guambiano tenía que llevar uno o dos troncos al galpón.

Al fin, en cuatro viajes se formó la iglesia, en bastante tiempo. Pero para construirla por cuarta vez, no se citó a la gente para trabajar; se hizo con peones blancos que vinieron de La Plata. Pero sí se pedían contribuciones en plata o en productos de agricultura. Y las mingas de trigo de la iglesia. Los alcaldes y el Cabildo llevaban la plata al padre y, para los que trabajaban, nada; no había fondo para el Cabildo.

Otra minga era para traer las palmas para el domingo de ramos. José Ulchor, de Ambaló, era zerruchador de palmas. Llegaba la razón: que el obispo de Popayán decía que mande las palmas. El Cabildo iba al Azufral con 40 ó 50 personas a traer las palmas, a día y medio de camino. Las traía y mandaba de regalo para el señor arzobispo. En 1963, se acabó esto con una manifestación, cuando se descubrió que las estaban vendiendo.

Minga de hacer casa

Otra minga importante es la de hacer casa; todavía se conserva en las partes altas del Resguardo y en Cacique; de Las Delicias para abajo ya no hay. La cita la familia que va a construir; el día anterior, va el hombre o manda a los hijos o a las hijas de casa en casa de los vecinos para invitar. Participan la familia del mingador y todos los de la vereda. Antes, aunque no invitaran, la gente veía que estaban levantando casa y venía para acompañar. Eso era vivir en unidad, en mayeiley. Se llevaban varas y cabuya para amarrar cualquier cosa. Iba toda la familia y no uno solo. Y si no había material, se llevaba leña, una librita de sal, así. A los muchachos los mandaban a buscar varas y pulotsi, el bejuco de amarrar, que se conseguía en el límite entre los guambianos y los paeces. Para eso, había que buscar el sabio tradicional para que hiciera refresco a Kallim y éste no escondiera el bejuco; si no hacían refresco, Kallim escondía su bejucal y no podían encontrar sino uno que otro.

Se va por voluntad de ayudar, no por invitación. El dueño del trabajo tiene que aceptar esa compañía y la gente asiste aunque no haya mucha comida. A veces llega tanta gente que se hacen dos o tres trabajos en un día; en otra época llegaban hasta de otras veredas y trabajaban treinta a cincuenta personas; por eso rendía el trabajo; cuando iban a techar, llegaban hasta ciento cincuenta. Para hacer una casa de diez metros, gastaban dos o tres semanas.

Cada uno que va llegando trae los materiales que se necesitan: paja, varas, rejo, bejuco; es un aporte. Para hacer casas, a los hombres corresponde lo de los materiales y para eso tienen que hacer rocería para sembrar papa y sacar los gastos de la minga. Las mujeres siembran cebolla, ullucu, papa, habas, maíz y fríjol. A la hora de la minga, ellas buscan la leña. Así era su cargo anterior, hoy ha cambiado; es un trabajo duro y por eso los hombres compran o traen la leña. Ahora, muchos materiales son comprados y son muy caros, por eso tiene que comprarlos el mingador y tenerlos listos. Pero nadie falta de llevar el regalo: madera, plata, un tirante, una libra de clavos, 50 ó 100 pesos de pan, un rollo de alambre.

Los hombres entregan al dueño de la casa, las mujeres traen comida o leña y entregan a la señora, que está en la cocina. Es colaboración grande. Al terminar, también regalan aguardiente. A veces van más mujeres que hombres. Puede haber hasta 250 personas. A las mujeres les toca durísimo para mantener todo este organismo.

Todos los vecinos van, aunque sólo alcancen a estar un día y aunque estén bien ocupados. Si se llamaran peones para trabajar, se gastaría mucho tiempo y no terminarían. La minga, aunque la gente no trabaje tan bien y trabaje medio medio, rinde mucho. Pero hoy, hay algunos a quienes les gusta trabajar con peones. Está desapareciendo el compartir.


Foto 50: Minga de techar casa en Santiago


El desayuno lo cocinaban las mujeres entre juegos y risas y era a las 4 ó 5 de la mañana; almorzaban a las 6. De 11 a 12 era el entredía de papas sancochadas o pan, con chicha o café para tomar después. La cena era a las 5 ó 6 de la tarde y se comía papa con ullucu o con mote. Se servían comidas grandes a los mayores; a los niños se daba en pequeños platos. Los mingadores tenían que pedir platos prestados a los familiares y a los vecinos; por eso, todavía hoy, los platos están marcados con el nombre del dueño, así se pueden reconocer para devolverlos.


Foto 51: Las mujeres se encargan de preparar la comida para la minga


Cuando hay trabajo de traer madera, ayudan los que tienen bestias. También cuando es para cargar ladrillos o tejas. En una bestia se cargan 40 tejas de las de Salado o 50 ó 60 de las del Valle, que son más pequeñas y delgaditas.

Algunas gentes han cogido vicios de afuera; llegan, fijan un tiempo de trabajo y, cuando llega esa hora, se sientan y no trabajan más; dejan solo al mingador. Antes, cuando alguno se tenía que ir, avisaba al que estaba mingando y éste decía: unkua, unkua, gracias por acompañar, si están pensando en un trabajo, tienen que invitar y voy a acompañar”; y entonces se podían retirar. Ahora, la gente va saliendo a su gusto, sin esperar la última palabra. Los anteriores ayudaban hasta terminar la construcción, hasta dejar hecha la chucha.

La minga de hacer casas es “voluntaria”; la del Cabildo es “obligatoria”, porque el derecho no es sólo para el gobernador o los caciques o los alcaldes, sino para todo el pueblo.

Minga personal

Se hace minga personal cuando hay una niña con su primera menstruación, cuando alguien se casa o cuando hay un muerto. El de la casa dirige el trabajo como dueño. Pero el pensamiento no es sólo personal. Se ayuda por propia voluntad y no se paga. Demuestra la unidad de una vereda, es unidad pequeña.

En la minga de primera menstruación de una niña hay cosas muy importantes. Cuando vuelven por la tarde después de trabajar, la niña debe servir la comida a los que llegan, luego de haberse lavado las manos con el agua de una planta rendidora, wañutsi, para que quede curada y le rinda. Así se ve si va a tener buena mano para servir, si es soñada para servir. Debe tener buena mano para que la comida alcance para todos, pero que tampoco sobre porque se desperdicia; hay que servir bien el plato, que queden bien mezclados todos los productos y no quede pura agua, tiene que equilibrar.

También existe la minga de matrimonio, en la cual trabajan quienes acompañan en la casa para la ceremonia. Como ahora hay que bajar a Silvia para la celebración en la iglesia, muchas veces no se hace porque queda más complicado para organizar; pero otros aprovechan para que los invitados se queden trabajando mientras los novios van a la iglesia.

Cuando una persona se despide para ir al kansro, se hace una minga del que se ha ido, en la cual participan los asistentes al velorio. Se hacen trabajos que estén pendientes en la tierra de la familia. Esto se ha venido perdiendo y ya casi no se hace o participan muy pocos. De todos modos, depende de la importancia de quien ha fallecido.

Cuando el tamaño de las tierras es muy poco, el espacio no es suficiente para mingar o las mingas son muy pequeñas. Algunos ya no hablan de minga sino de trabajo en grupo, y no se mira el parentesco sino que “se presta la mano”. Incluso, en algunos casos, la minga se ha convertido en un mecanismo por el cual algunos que tienen más tierras se aprovechan del trabajo de otros, pues aprovechan para cultivarlas sin pagar jornaleros. Cuando les toca ir a trabajar a ellos, no van, sino que pagan un peón para que los reemplace.

En muchos casos del tiempo actual, cuando hay minga, sólo trabajan los de la familia pequeña. Los familiares van a ayudar en la construcción de casas en Morales o Piendamó a los guambianos que viven allá; es trabajo de compromiso o entre vecinos.

Minga de aguinaldo

El 15 de diciembre se hacía minga de los aguinaldos; la organizaba los cabildos en Quisgó y Ambaló; en Quisgó queda todavía. Aquí, en Guambía, había minga, pero la hacían los alcaldes; era para sembrar trigo, porque diciembre no es época de maíz. Estas mingas no eran el pensamiento propio de los cabildos, sino que eran obligadas por el padre Vivas. Todas las fiestas de la religión, como la Nochebuena, San Pedro y Chiquinquirá Montano, eran obligadas por el padre.

Al otro día de la minga, todos bajaban a Silvia a bailar y después a misa. El baile se hacía con el niño pobre, que era un muñeco de pasta o de barro. Al amanecer, bailaban con el niño pobre abrazado. Las mujeres bailaban cambiado: la del alcalde mayor con el gobernador, la del gobernador con la del alcalde mayor, y así. Bailaban las mujeres de los alcaldes, de los alguaciles y del gobernador.

Los de Guambía pedían posada en las casas de los silvianos, donde Sterling, Pitingo y Rico Sarrias, para dos días de baile. Quemaban pólvora desde que salían de aquí y llevaban vacalocas para quemar allá. También llegaban los de Ambaló y los de Quisgó; por eso se hacían tres bailes. La gente de cada parte llegaba a un sitio especial. Había tres casas de baile y cada uno iba pasando. Había que darle de comer y beber a todo el que llegaba. Era necesario llevar dos o tres cargas de papa molida o ulluco. La chicha la preparaban en Silvia una semana antes, en canoas de madera que prestaban los silvianos.

Para estas fiestas se nombraban fiesteros, que eran las autoridades que comenzaban el baile; después lo seguían los particulares. Los alcaldes y los alguaciles ayudaban a controlar a las mujeres solteras para que no estuvieran andando por la calle sino en el baile.

Al acabar los bailes, Quisgó y Ambaló ya traían nombradas sus autoridades para el año siguiente. Al principio o al fin de la misa, el cura preguntaba quiénes iban a ser gobernadores, alcaldes y así; preguntaba quiénes iban a venir a celebrar el otro año. Los de Guambía no nombraban porque su Cabildo no era fiestero.

Cuando terminaba la misa y todos volvían a sus casas, el padre de la iglesia y los silvianos quedan contentos porque la fiesta les traía buena platica.

Minga de escuela

Hoy, se hacen mingas en las escuelas. Cuando hay alguna celebración, la gente llega temprano. Las mujeres preparan el almuerzo mientras los hombres hacen cualquier trabajo que se necesite: traer piedras del río, cargar arena, ladrillos y tejas, sacar planes, construir salones, arreglar caminos y otros. Los niños más grandes también ayudan con los trabajos.

Son mingas pequeñas de los padres de familia; a veces participan otras familias de la vereda, aunque no tengan hijos que estudien en la escuela.


Foto 52: Minga en la escuela de Cacique


En tiempos más recientes, el Cabildo, con la influencia de entidades de afuera, ha venido haciendo mingas en las que paga a los participantes con arroz y pescado que suministra el P. M. A. (Plan Mundial de Alimentos), además de darles la comida preparada. Por la tarde, cuando se acaba el trabajo, entregan a cada uno unas libras de arroz y de pescado. Se dice que no es pago, sino que es por bonificación. En algunas familias mandan muchachos muy jóvenes a mingar y así no tienen que venir los mayores. De todos modos, se va perdiendo el pensamiento propio.

Algunos quieren acabar con las mingas que quedan y proponen que es mejor contratar peones porque el trabajo de las mingas no rinde, la gente conversa y juega y pierde mucho tiempo. Dicen que la minga no es rentable económicamente. Pero no ven que éste no es el pensamiento propio. La minga es un tiempo de estar juntos, acompañando en unidad, de vivir como guambianos en mayeiley, tal como hicieron y enseñaron los mayores, aquellos que van adelante, marcándonos el camino.


 
 
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