Luis Guillermo Vasco   Luis Guillermo Vasco
 
GUAMBIANOS: HIJOS DEL AROIRIS Y DEL AGUA
 

VIVIR COMO NAMUY MISAK > LO QUE ES SER GUAMBIANO

“Hace unos sesenta años,
la palabra de los mayores quedó silencio;
los jóvenes han olvidado todo”.


En tiempos de los anteriores, Nupirau era todo nuestro territorio, que se desenrolló a partir de la laguna; la gente, que también vino del agua, se pensaba en relación con la tierra que ocupaba y trabajaba, no se pensaba por separado, no había una idea de comunidad aparte del territorio;1 el agua daba la unidad. Esa idea de comunidad salió de los blancos, ellos la trajeron, nosotros no sabemos qué es comunidad.

LO QUE ES SER GUAMBIANO

En ese entonces todos los caciques trabajaban en común; había mayeiley porque había alimentos y productos guardados para dar a todos en las épocas de escasez. Había mingas y no había necesidad de que cada uno llevara su colaboración sino que quedaba en el fondo común. Mayeiley significa que “hay para todos”. Con este principio se organizaba nuestra sociedad antes que llegaran los blancos.

Latá-latá y linchap eran otras ideas muy propias, que se ha ido perdiendo. Están relacionadas con todos los sentidos de la vida de nosotros —y no sólo en el compartir la comida y el trabajo—, con toda la vida familiar y de la gente. Se van reemplazando por cosas de afuera. Se ha tratado de conservarlas en las mingas, pero son más débiles cada día. Este sentir ya no se transmite a las nuevas generaciones en la palabra de los mayores; ésta se ha hecho silencio.

Maya quiere decir todos juntos, todos en general, todo el pueblo guambiano. Elo significa que hacemos alik, minga, que somos wam, que estamos sobre y al lado de algo. Mayaelo es el conjunto de todos los que estamos acompañados, como el cacique o el gobernador que están en el centro y todos alrededor suyo. Elo es como una identificación. Ma da un sentido de compartir; si se dice ma, se entiende que coma; ya es la casa.

Mayaelan también es todo, pero su uso está perdido. Cuando una minga llegaba con un niño recién nacido, saludaba a este igual que a los demás asistentes y, si entraba a la cocina, también le servían comida como a todos. Era parte de todos, aunque fuera un niño; lo saludaban con café o con sopa a su medida, pequeña, aunque la recibía y tomaba la mamá. Así se lo reconocía como persona. Mayaelan quiere decir que “es para todos”.

Se decía mayaelan porque se refería al territorio, a la casa grande, la de todos los namuy misak. Cuando se dice “los de la cocina”, namuy yaumpuelo, se refiere a uno, a un padre de familia y a una madre con sus hijos e hijas que no se han casado. Para tratar a los hijos e hijas que viven por fuera porque se casaron, se dice “los de la casa”, namuy yawelo. Al grupo de todos los parientes se le llama namuy yaumisaamera kowelo, que quiere decir “todos los de la raíz de nuestra sangre”. Si se dice nam misak mera, se generaliza, se encierra a todos los guambianos. Se principia con la de tres, la familia, y se encierra con una sola, que los blancos llaman la comunidad. Se encierra con el ciclo del agua y con los sabios propios.

Lo que mantenía unida la familia era la comida común, el comer juntos. Si se reparte desigual, comienza la desunión porque no hay igualdad. Cuando se empieza a mezquinar, allí empieza la pelea.

Latá-latá es una idea muy grande. Si se dice sólo latá da idea como de un concepto personal, individual. Al decir latá-latá abarca en global; sólo al decirlo dos veces adquiere ese sentido. Si decimos ñim meray kuchá latá, se entiende para uno sólo, no se extiende a los demás. En latá-latá ya hay dos palabras y da un sentido amplio.

Se entiende mejor cuando vemos lo que pasa con la comida: si una mujer no sabe repartir la comida, a veces saca con mucho caldo y otras solamente con el revuelto. Sirve mal, no hay latá-latá, no hay igualdad.

En las mingas también se da latá-latá, porque hay que fijarse en todos y no dejar a ninguno sin comer. Pero tampoco se puede dar a todos con la misma medida, a cada uno corresponde una medida según lo que él es, por eso hay tazas de distintos tamaños, unas más grandes, otras más pequeñas. El que pasa la taza al que va a comer no puede entregar a cualquiera, debe tener en cuenta el orden, a quién hay que entregar primero, a quién después y en qué medida a cada uno. Por eso, las mujeres deben ser soñadas y curadas para servir bien y los hombres deben ser soñados y curados para repartir bien. Es una gran vergüenza cuando uno estira la mano para recibir la taza cuando no le toca.

Aquí entra el derecho, es derecho de todos; no se debe preferir a alguno, como cuando se prefiere a los hijos mayores y no se les da nada a los menores, se los deja sin derecho.

El que sabe, debe decir: hay derecho para mí y para ustedes también, hay comida para mí y para ustedes igual. Es igualdad según el derecho de cada uno. Es el derecho mayor. Por fuera están los derechos menores, los de los blancos. Estos están alrededor del encierro del escudo guambiano, no están adentro.

Cuando vinieron los españoles, tatakollimisak cogía la vara con la derecha, con toda la fuerza, con toda la autonomía. Cuando pedimos el derecho después que terminó la guerra, no fue por destruir a los campesinos y a los ciudadanos, sino que se hablaba en general. Lo que nuestras leyes querían hacer era una ley conjunta con los blancos, una ley que recogiera los derechos de todos, según le correspondiera a cada cual, una ley que saliera desde la raíz hasta llegar al cogollo, basada en el respeto y el amor.

Pero se quedó en teoría, los blancos no querían nada conjunto con nosotros, querían todo para ellos sin respetar nuestro derecho, hicieron las leyes solos, desde el cogollo hacia el pie; y esas leyes y los derechos quedaron sólo para ellos. ¿Por qué quisieron quitar la flor de la papa y de todos los frutos?

Con la tierra, se da un derecho de posesión en partes iguales a cada hijo; si reclaman los nietos, es un segundo derecho y entonces es menor y les toca menos tierra; si hay un tercer derecho, entonces se dará menos. Ahora no hay tierra suficiente y se han perdido los derechos menores; no es ya el tiempo de antigua.

En el matrimonio, latá-latá quiere decir que los dos se comprometieron a acompañarse y compartir en el trabajo. Cada uno tiene que ayudar en el trabajo de su suegro. Hay un intercambio de trabajo. El matrimonio son dos, latá-latá. Es intercambio entre familias, aprenden a compartir latá-latá, a compartir en igualdad. Los caciques mayores compartían con los caciques menores. El préstamo de mano de obra es también latá-latá.

Para trabajar bien en las cosas de nosotros, hay que mirar el derecho, aship, después hablar el derecho, waminchip, y luego trabajar, dar el derecho, marop.

Linchap es acompañar. Si voy a hacer un trabajo, puedo ir donde los familiares e invitarlos: “acompáñenme a hacer un trabajo”. Y ellos se comprometen.

Unos hablan igual, piensan iguales, latá-latá. Otros no dicen nada pero sí están, aunque sea de bulto, pensando en su gente. Compartir y acompañar es lo mismo. Cuando uno llega, le dicen: “entre, acompáñenos, gracias por la compañía, descanse; aunque no haya desayuno o comida, acompáñenos. Chimutsamtik kopen muchip lincha, kintrap, si hay, comamos, y si no, pasemos así”. Uno contesta: “trenchap, hagámoslo así”.

El de la casa en donde hay una reunión dice: ka lincha munukui. Aunque no hablen, comparten una unidad, comparten la compañía. Y no se van sin decir nada, sin despedirse. Dicen: “tengo algo que hacer, hasta aquí acompañé, si tengo vida nos veremos en otras vueltas”. Le contestan: “si es así, en otra oportunidad le vengo a invitar, gracias”. Los de ahora se van sin despedirse.

Cuando hay una asamblea, eso es un acompañamiento aunque la gente no esté poniendo cuidado, aunque esté hablando de otras cosas, porque está dando fuerza a una idea. El que no acompaña es un personalista, una vergüenza grande. El que está en silencio está dando valor a la reunión. Pero el que está cerca y se opone y destruye, ése no está acompañando, se dice que usted no quiere acompañar esta reunión, usted no quiere esta organización, usted está al contrario.

Si concebimos el territorio como la gran casa de una gran familia, la guambiana, el mayaelo se ve como la autoidentidad de esta gran familia, pues elo es un identificador; quiere decir los que somos de esta casa, entendida como gente y como espacio, lo que somos nosotros, los wam. Mayaelo, lo que somos nosotros los que compartimos la comida de esta casa, la identidad de esta casa, unidos, juntos alrededor de nuestra autoridad.

Latá-latá, linchap, se comparte para formar la pareja de los dos y formar una familia, recibiendo el consejo y teniendo sus experiencias; así se forma una casa, un grupo, una unidad. Y viene la multiplicación.

Los de fuera de la casa van viendo y escuchando ese comportamiento y esas palabras. La gente se da cuenta y sigue el ejemplo. Y le piden favor al padrino, que dé consejo, dé su idea. Si da resultado, va a un cargo más grande, puede ser cacique, puede ser gobernador. Los demás guambianos lo recomiendan y se hace gente grande de experiencia. Y dice a los niños que, cuando crezcan, ellos también van a ser adultos de experiencia, namuy misak.

Los tres conceptos encierran como parte de nosotros, lo que somos. Aquí hubo primeramente uno solo, pensante en vivir y en producir, era Pishimisak; no había contradicciones; como era pishi, era fresquito, vivía tranquilamente con su familia. Salimos nosotros, los namuy misak, y se formó el namuy merrap tatakollimisak, el cacique, que tenía relación con otros pueblos nativos. Traía tres formas para resolver y unir, que son estas tres palabras de nosotros.

Maya es el centro del sombrero propio; en su centro hay uno, un cacique. Elo va dando todos los colores que rodean el centro, los colores del aroiris. Allí está uno que dirige, que ve todas las cosas. Sale del centro y va girando alrededor, encontrando muchos caminos y organizaciones. Va saliendo pero no sale del todo. Cuando llega al extremo, el cacique Payán va voltiando para encontrar otra vez el centro. Y se devuelve por el mismo hilo, el tom, que lo devuelve hasta llegar al mismo centro. Maya es de todos: usted está conmigo, usted también está conmigo, usted, usted, usted, el cacique Payán con los caciques menores.

Elo quiere decir que todos tienen el derecho de comer, sean muchachos o muchachas. Hoy apenas decimos: “el derecho es de todos”, pero eso es en castellano. En guambiano es mayaelan ashshikey, queremos que nos mire a todos y a todos nos dé de comer o de beber.

El tom globaliza todo, es el que une, el que encierra; el aroiris tiene tom mera en donde se empatan los colores. Entre nosotros no se hablaba de común sino que se decía mayaelo.

En ese tiempo, cuando se contaba la historia, los mayores preguntaban a los hijos: “a partir de hoy, ¿qué haremos para los guambianos y para todos?”. Vivir de acuerdo con estos tres principios era vivir como guambianos, con la idea que hablaban los mayores: “anochecer bien bonito, amanecer bien bonito”, tapshik warap tapshik kualmanrrap.

Cuando los blancos llegaron, nos quitaron el sombrero, nos rompieron las ruanas, nos rompieron las camisas, nos quitaron las bayetas, arrasaron con todo lo de nosotros; todo lo acabaron. Por eso estamos así.


 
 
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