Luis Guillermo Vasco   Luis Guillermo Vasco
 
GUAMBIANOS: HIJOS DEL AROIRIS Y DEL AGUA
 

KASRAK LINCHA (“TIEMPO DE ANDAR JUNTOS”)

Si a esta amplia variedad de ciclos vegetales se agrega que las tierras de cada uno están repartidas en un buen número de parcelas, que se encuentran en los distintos niveles de altitud y presentan gran variedad de suelos, y además, que muchos poseen fincas en lo caliente (Morales, Piendamó, etc.) con cultivos como el café, no hay ninguna época del año que quede libre por completo de actividades que requieran la presencia del trabajador en alguna de sus parcelas. Sólo el mes de noviembre representa cierto alivio, sin que ello signifique total ausencia de trabajos agrícolas.

El gráfico comparativo que presentamos más arriba destaca períodos de febril actividad, notoriamente a fines del nukuaro y comienzos del srepol, cuando se recogen las cosechas anuales, fríjol y maíz, y otras de productos con ciclos vegetativos de menor duración, se preparan y se siembran las tierras, labores que pueden prolongarse hasta octubre. El gran verano es, también, el momento de construir las casas.

Asimismo, en enero y a lo largo de toda la duración del lamosre se acumulan los trabajos, pero nunca en una escala comparable con la de los meses de julio, agosto y septiembre.

Los días sin luna y los dos primeros de la luna que nace son malos para los trabajos agrícolas, pues éstos no darán los resultados apetecidos; en cambio, son buenos para la limpieza de potreros porque las malezas tardan mucho más en crecer de nuevo. En la actualidad algunos no trabajan en el día de las ofrendas ni en el viernes santo.

Tanto en el paropol, época de escasez y hambre que coincide con la semana santa actual, como en las ofrendas, se prepara gran cantidad de alimentos para repartir a familiares, vecinos y visitantes, mecanismos de redistribución y reciprocidad que vienen desde muy antiguo. Bajo la influencia de las ideas católicas, algunos creen que el viernes santo “se comparte la sangre de Cristo”.

El lamokuaro es tiempo de arreglar la tierra para las siembras del páramo y de tumbar el monte.

El inicio de las precipitaciones equinocciales, que introducen el srepol luego del prolongado verano, marca el comienzo del año propio, del ciclo anual guambiano, que kosrompoto. enlaza con el anterior, como ya se vio. Así lo dicen los mayores, quienes recuerdan que el principio del año era señalado por los primeros aguaceros y que era en ese momento cuando tenía lugar la celebración del inicio del nuevo ciclo.

Esto se confirma por el nombre que recibe esta celebración en nuestra lengua, el mismo del baile que le corresponde y que actualmente se celebra en la noche del 31 de diciembre: srepilakualom, que se suele traducir como baile de año nuevo, pero cuyo significado propio es "día primero en que alumbra el rayo para llover", es decir, el día en que llega Srekollimisak, aguacero, cosa que ocurre hacia el 24 del mes de septiembre según el calendario occidental. Para nosotros no era, pues, un día fijo sino móvil, dentro de ciertos límites.


 
 
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