Luis Guillermo Vasco   Luis Guillermo Vasco
 
GUAMBIANOS: HIJOS DEL AROIRIS Y DEL AGUA
 

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La construcción de las eras es un trabajo fundamental para el buen resultado de los cultivos; se realiza en tres etapas: tsin karrop, moldar eras, tsuroparop, partir en pequeños bloques, y tsin tanap, alzar o tapar y echar tierra.

Se molda hacia finales del nukuaro, levantando pirokalus, paladas de tierra de diez a quince centímetros de gruesas y en forma de prisma; se voltean a lado y lado sobre el suelo, en hileras rectas que siguen la pendiente. Cada hilera queda formada por dos prismas adyacentes, que se voltearon, uno desde el lado derecho y el otro desde el izquierdo; el pasto del prisma queda cara a cara contra el del suelo, que no se toca, y ambos se pudren en unas dos semanas, aunque desde el día siguiente ya están "sudando". No se debe dejar tierra picada suelta en el surco que queda al sacar los prismas, sino que se alisa con la pala o con un azadón.


Foto 27: Moldando eras en los altos de La Clara


Las eras se alzan en septiembre. Con un barretón se pica la tierra en los surcos y se echa encima de la era para aumentar su altura; el surco se deja bien firme y liso. Se siembra de inmediato, al otro día o a los dos días, para que las eras estén calientes, para que no se enfríen, pues en ese caso la semilla no nace.

Las semillas de la papa se cargan en una jigra pequeña y se siembran en el centro de la era con ayuda de una palita especial de cabo corto; con ella se abre el hueco, se mete la semilla y se tapa. Como la palita ha ido desapareciendo, el prisma volteado se pica ligeramente antes de sembrar, para permitir la introducción de la semilla con las manos. Luego se siembra el haba, enterrando la semilla intercalada con la papa.

La semilla se entierra más honda cuando las lluvias están lejanas y más superficial si están cerca. Pero siempre se evita que quede en contacto con el pasto, pues allí el suelo es duro y la papa y la arracacha no engruesan, ni el maíz y el haba arraigan bien.

Cuando la pendiente es muy fuerte, la eras se hacen en tramos cortos y no continuos en toda su extensión. Puede hacerse en forma de tsin utik, horqueta, como se muestra a continuación.


Gráfico 16: Eras en horqueta


O pueden moldarse enfrentando los kan parik, camellones o tablones, con los tsin kulli, surcos, por donde debe correr el agua; los sitios de contacto entre eras y surcos forman un tom o articulación que recoge la tierra e impide que se ruede, y que se denomina parik. El ancho de cada era o surco depende de la topografía y del suelo, pero el ideal es de unos 80 centímetros:


Gráfico 17: Eras con surcos y camellones enfrentados


También es posible trabajar con un sistema de eras atravesadas o diagonales, que se denomina soto parik y que combina algunos kan parik largos y rectos con otros que se hacen atravesados. Los anchos de los surcos y eras no se pueden precisar con anticipación porque dependen de la topografía y condiciones del suelo. Hoy se ha ido abandonando y sólo queda en algunas sabanas altas. Este sistema permite conservar la tierra en sitios cuyas características combinan varios tipos de relieve y crear un sistema complejo de distribución y conducción del agua.


Gráfico 18: Eras atravesadas, soto parik



Foto 28: Eras atravesadas en Alto Méndez


El sistema que más se emplea hoy es el de wewuanik, que llegó a finales de los años 50, y consiste en preparar el terreno picándolo desde arriba para que la tierra no se ruede tanto, y volteando todo el pasto, wewuanik turlento kuallik. Pero no es bueno porque la tierra queda floja y el agua la arrastra con facilidad, erosionándola.

En rocería del monte, en donde hay mucho musgo, el hueco se abre por encima y la semilla se coloca entre el musgo, después de echar un poquito de tierra. Si la semilla se pone muy honda, queda en tierra brava y no nace. Este sistema se llama tsallato wap.

En montaña recién tumbada no se siembra de una vez, sino que hay que preparar el suelo. Se tumban los árboles y se deja así, sin tocar, durante dos años, para que la tierra se caliente bien con la fuerza del sol y reciba el alimento del viento. Después se cortan los troncos en pedazos y se deja en reposo durante otros dos años para que crezca el rastrojo. Finalmente, se corta éste, se pedacea bien y se siembra abriendo los huecos con un estacón.

Otros socolan y amontonan la vegetación más baja en noviembre, tumban los árboles gruesos y cortan y extienden las ramas a comienzos de enero y queman en febrero. El sol y el fuego calientan la tierra y ya se puede sembrar papa, picando con la pala para revolver la ceniza con la tierra.

En algunos sitios se socola la montaña y se deja seis meses quieta; luego se quema y se deja otros seis meses, hasta que nazcan anak, jabón de tusa, y papa de pishimisak. Entonces, la gente dice que la tierra ya debe estar putserap, bien flojita, y lista para sembrar cualquier cosa.


 
 
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