Luis Guillermo Vasco   Luis Guillermo Vasco
 
GUAMBIANOS: HIJOS DEL AROIRIS Y DEL AGUA
 

LA VIDA ES UN IR Y VENIR > CICLO ANUAL > La visión de los sueños

En los sueños se aclara que Pishimisak aparece como una mayora guambiana, que se llama mama Dominga y es la mujer de Kallim; éste es también el mismo Pishimisak, pero masculino. Kosrompoto, aroiris, es el cinturón de Kallim.


Foto 14: Aroiris, Kosrompoto, macho y hembra, brillan imponentes
sobre los cerros de Cacique


Pishimisak está sólo en el páramo, no le gusta salir. Pero Kallim sí camina y va también a la tierra caliente; aparece en figura de taita Isidro (taita Ciro), como los sueños lo aclaran bien.

La casa de mama Dominga son las tierras que van por Kalusruktun, Purayatun y todas las cordilleras altas hasta alcanzar la laguna de Palasro, Palacé, que está en las últimas cordilleras de arriba. El alto de mama Dominga queda en todas partes de las tierras de lo alto.


Foto 15: Tierras altas, inmensas sabanas del páramo
en donde habita mama Dominga y se encuentran las principales lagunas,
fuentes de nuestra vida y nuestra cultura


Cuando no se habían quemado los montes ni las sabanas, no se necesitaban médicos que llamaran a aguacero. Mama Dominga vivía muy tranquila con taita Ciro; estaban juntos. Iban y venían juntos.

Los dos hermanos, páramo y aguacero, vivían juntos. Por eso no había, como ahora, unos tiempos de verano y otros de aguacero, sino que unas veces llovía el uno y otras veces llovía el otro. En verano también llovía.

El río Piendamú corría con una altura de dos a tres metros en cualquier tiempo, ahora va casi seco y sólo crece alto cuando cae y cae el páramo en las sabanas durante varios días. Este río es vivo; cuando empieza a crecer y crecer, dicen los mayores, y a sonar, a veces como silbando, a veces como un tambor, y sigue creciendo y sigue creciendo y el agua comienza a hacer charcos y a moverse para allá y para acá, como un mar grande, dicen que se quiere comer a la gente. Y si se lleva siquiera a un muchacho o algún animal, ya se calma y baja y el páramo también.


Foto 16: El río Piendamú, Nupi, alcanza un alto nivel durante el verano de
mitad de año, cuando el páramo cae día y noche en las sabanas


Cuando la gente comenzó a olvidarse de limpiar el papo, el sucio, y empezó a quemar, se inició el problema entre los hermanos y se separaron.

El aguacero se fue a Munchique cuando sintió el calor de la candela de las quemas y los fogones en lo alto. Se dice que sintió calor, pero lo que el sintió fue frío. Taita Ciro se fue a vivir al Munchique; él camina de la laguna de La Chapa al Munchique. Por eso, el Munchique de Santander de Quilichao vive cubierto con una nube que está relacionada con la laguna.

Ahora ya no viven juntos. Mama Dominga tiene su casa en lo alto, en el páramo, en la laguna; allí es su casa. Taita Ciro vive en el Munchique. Sretun es el sitio en donde vive el dueño de la lluvia, por eso la nube no se despega de él. Donde la nube no se levanta del suelo porque se pega de los árboles, allí es la casa de Srekollimisak.

Pero mama Dominga y taita Ciro no se quedan siempre en sus casas; ella camina por el alto, hasta Inzá; él viene desde Munchique y sube al páramo.

Cuando los árboles no se mueven porque el viento del páramo está dormido, ella se va a Inzá y su casa queda vacía; taita Isidro sube lentamente, con la nube, a encontrar la casa de mama Dominga; la nube se mueve de Munchique a Piendamó, luego alcanza a Usenda y llueve en Tunía y Mondomo; cuando la nube llega a Silvia, llueve en Alto Grande; si la nube está en Guambía, llueve en Camojó y Silvia durante uno o dos días. Cuando el reflejo del aguacero suena desde la casa de mama Dominga, es porque éste se pasó hacia atrás, yendo por encima, y ahora viene bajando.


Foto 17: Sabana del río Claro. El agua no se mueve sólo por el aire, también avanza
por entre la tierra, como se ve en este lurorrap que se ha derrumbado


Se dice que ella le dio posada porque en octubre, noviembre y diciembre Srekollimisak está aquí, en nuestra tierra. Durante estos tres meses, páramo está en silencio, dormido.

En el cerro de Quintero hay una piedra con oreja (una gran caverna), es Kalusruk, y a ella también llega la nube y sigue hasta el alto de mama Dominga, a las cabeceras de Guambía, en donde hay una laguna, Palasro, que es el aguacero que viene de lo alto.


Foto 18: Cerro Kalusruktun, con su oreja, al pie del cerro Quintero,
límite norte de nuestro resguardo con los paeces de Pitayó


Pero no solamente sube la nube; cuando va a llover pasa como un cóndor que trae las nubes; después que él pasa llueve mucho. Los moropik, con su trabajo, pueden ver este cóndor cuando viene volando.

Entre junio y septiembre, cuando mama Dominga se viene de Inzá para abajo, otra vez para su casa, cae páramo y el ventarrón golpea a aguacero con fuerza por todos lados; entonces taita Ciro se ve acosado y tiene que irse a su casa en Munchique por un tiempo.

En junio, al comenzar el verano, Kosrokollimisak despierta y sale a recorrer, los árboles se agobian doblando sus copas hacia abajo y páramo chispea por todas partes, azotando a aguacero.


Foto 19: Árbol agobiado por la fuerza del viento de páramo
en Peñas Negras, sabanas de Mishampi


Entonces Srekollimisak se va a la laguna de La Chapa en donde tiene su casa. En este tiempo, aguacero está, pues, por Munchique y llueve allá no más.

El profesor Miguel Antonio Cuchillo T. recogió la siguiente historia de boca de un mayor:
Kosrokollimisak y Srekollimisak son dos hermanos ya muy mayores. Este último es un anciano con las manos llenas de llagas y que usa un bordón de oro; su trueno suena muy duro y el camino de su pi isik, viento del aguacero, es por los ríos; por eso tiene que venir por Piendamó y Silvia. El primero es menos viejo y viene de arriba; su trueno suena como despacio, como metido en una olla, y su viento, el viento mayor, el viento Tombe, tiene su camino por los altos.

Antiguamente, como Srekollimisak era muy viejito, se cansaba y le tocaba descansar en un sitio que tuviera laguna, parado sobre una peña bien firme para que ésta no se moviera cuando él hiciera tronar.

Kosrokollimisak, su hermano menor, lo veía muchas veces y se llenaba de envidia contra él porque le producía miedo a la gente, quemaba casas, tumbaba árboles y hacía escándalo. Entonces le buscaba pelea.

La vara de Srekollimisak lleva fuego en la punta y por eso puede lanzar el rayo. Con ella va a la laguna, mete la punta en el agua y así sale la lluvia a través del trueno.

Srekollimisak escogió una laguna pequeña pero poderosa para hacer llover y pensó que, con el tiempo, el korrasro, tierras del páramo, también produciría comida de lo caliente: plátano, yuca, fríjol y café.

Pero su hermano menor, que quería todo para él, fue a buscarlo una día y lo encontró dormido; entonces, le quitó la vara de oro para arrebatarle el poder y la clavó en un mejicano, comida que no le gustaba a Srekollimisak y que le hacía daño. Este no pudo sacarla ni tenía en que apoyarse.

El hermano mayor quería su vara, pero el menor no se la entregaba. Después de mucha discusión entre los dos, Kosrokollimisak aceptó sacar la vara del mejicano si Srekollimisak se iba lejos y le dejaba a él las tierras altas. El mayor tuvo que aceptar y, después de recibir su vara, se fue a las tierras bajas de lo caliente por un tiempo.

Kosrokollimisak se quedó viviendo sólo en el páramo, acompañado por su viento Tombe.
Tombe no es una palabra en nuestra lengua wam; tal vez podría ser tumpe o, mejor aún, tumpi, es decir, el agua del cerro de arriba, casi equivalente a tumpalasrompi, que es la última agua de arriba, pero no la más fría, como ocurre con la laguna del Abejorro. Tumpe es una mata que guasquea muy largo y se extiende mucho y con muchas hojas anchas y gruesotas que, cuando se mueven, producen como el viento; es uldzipalasrar o tumpesrar.

Los mayores María Jesusita Yalanda, Floro Cuchillo y Antonio Aranda contaron a la profesora Clemencia Morales Tombé la historia del viento Tumpe y su familia:
Viento eran esposo y esposa que trabajaban limpiando el rastrojo. Cuando acabaron de limpiar, el esposo quería irse para siempre para donde él vivía. Y le dijo a su mujer que, cuando él se fuera, quemara todo donde habían trabajado. Ella lo quemó y vino un viento fuerte que dejó todo en cenizas.

El se fue y por todas partes repetía con orgullo: viento Tumpe, viento Tumpe, viento Tumpe. Hasta que un día se entró en una cueva de esta tierra y allá, al poco tiempo, se convirtió en viento verdadero y salió por medio del aire y en movimiento, unas veces pausado, otras con fuerza.

Este viento Tumpe era de edad madura y tenía varios hijos que, como él, se hicieron vientos y salieron soplando muy cerca de la tierra, por las lomas, los cañones, las guaicadas. El Padre Viento se mueve más arriba, sopla bien fuerte por encima de las altas montañas y no baja jamás por las cañadas donde ventean sus hijos.



Foto 20: Viento Tumpe sopla por las grandes guaicadas y sabanas.
Aquí vemos las de Corrales


Y es que el viento Tumpe debe estar puro, como ser especial y poderoso que es, y si baja a ras de donde habita la gente podría contaminarse del sucio de los humanos, como el del mes de las mujeres o el del nacimiento de una criatura o el de la muerte. Los vientos hijos sí pueden rozarse con la tierra y soplar a las personas aun cuando haya un sucio.

Los vientos fuertes, cuando soplan por las lomas, se llaman Viento Padre; los suaves, cuando soplan por las guaicadas, se llaman Vientos Hijos. El viento fuerte que se queda en un sitio haciendo remolinos es la esposa del Viento Padre.

Cuando se chocan entre vientos hermanos, influye el rayo. Cuando el Padre Viento se enoja, caen rayos con tempestades y huracanes.
Al acercarse el invierno, aguacero quiere subir otra vez para su antigua casa y se viene de Munchique-La Chapa, sube al alto de mama Dominga y después cae hasta llegar a Turminá.

Jacinta y Bárbara Muelas, exterrajeras del Chimán, contaron la historia de la lucha entre los dos rayos:
Los guambianos sabemos que existen dos rayos. Uno es el Srekollik, rayo del aguacero, que vive en la tierra caliente, y el otro es el Kosrokollik, rayo del páramo y de lo frío. Estos dos no pueden ni verse ni sentirse. Hace tiempos que pelean mucho.

Desde el principio, el rayo del páramo traía sus vientos fuertísimos y helados a las montañas, haciendo correr a todo el mundo, hasta a Srekollik, en busca de calor. Otras veces pasaba lo contrario: cuando Srekollik golpeba los campos con sus aguaceros o torrentes, era Kosrokollik el que tenía que correr a buscar donde escampar, como las demás personas.

Cada vez que se encontraban, comenzaban a discutir entre ellos. Kosrokollik decía:

-Me tienes que respetar porque soy el más fuerte.

-¡No! -respondía el otro- ¡yo soy el más fuerte!

-¡Que no! -alegaba Kosrokollik- porque yo como papas, coles, habas y ullucus, que me hacen más fuerte y me permiten vivir en estas tierras frías en donde los demás no pueden.

Srekollik se enojaba y le gritaba:

-¡Mentira!, más fuerte soy yo que como yuca y plátano, que me dan energía para golpear con fuerza y sin descanso.

Y así seguían y seguían y seguían... hasta que una vez se pusieron de acuerdo para resolver el problema, diciendo:

-Vamos a pelear a ver quién es el más fuerte.

Y así fue. La lucha duró días y noches. Se lanzaron rayos para quemarse, trajeron lluvias y granizos que inundaron todo, se amenazaron con truenos y se iluminaron con relámpagos. Pero ninguno ganaba, porque ambos eran fuertes. Después de muchos días de lucha, cada uno regresó a su casa en silencio.

Pasó un tiempo y, cuando llegó el verano, Srekollik decidió buscar a su enemigo en la montaña para hacerle mal. Caminó y caminó hasta que de pronto, en un sitio que acababan de quemar, miró un montón de hojas secas en el suelo. Y pensó:

-¿Cómo es posible que en medio de esta rocería y en un lugar tan seco no se hayan quemado estas hojas?

Despacio y sin hacer ruido se fue acercando hasta que lo descubrió: ¡allí estaba! Agachado bajo su tsitse, capa de paja que en esa época usaban los de tierra fría, estaba Kosrokollik descansando del calor que lo molestaba mucho.

Tan pronto Srekollik lo vio y sin darle tiempo de defenderse, lo agarró por el cuello y le hizo sacar la lengua; entonces, se la arrancó de un tirón para demostrar a todos que era el más fuerte. Y lo dejó ronco; por eso los truenos del páramo suenan más débiles que los de lo caliente.

Desde entonces, creyéndose el más fuerte, Srekollik se dedicó a hacer más daños que nunca. Azotaba por todas partes. Mataba gentes y animales. Quemaba casas. Inundaba las huertas y, con granizos como piedras, destrozaba lo que quedaba de los sembrados. Todo se fue acabando y ya no había que comer.

Entonces, toda la gente se reunió para ver qué hacer. Quienes habían visto a Srekollik de cerca decían que era un hombre anciano, alto, con los pies rajados y con el cuerpo también como reventado y con costras y sangre, que con un bastón de oro hacía saltar los candelazos que brillaban en la tempestad, pero que tenía mucho miedo de los kel, mejicanos verdes.

Después de discutir entre todos, la comunidad esperó un día de verano, con mucho sol, y en gran minga5 se repartieron por la montaña a buscar al que estaba haciendo tanto daño, hasta que lo encontraron en una loma. Estaba dormido con el bastón al lado. Con mucho cuidado para que no se diera cuenta, cogieron el bastón, lo clavaron en un mejicano verde y se fueron.

Pasó el verano y un día el poderoso Srekollik apareció abajo. Venía arrastrándose y traía un mate lleno de oro en las manos. Y rogó:

-Por favor, tengan este oro, pero devuélvanme mi bastón. Sáquenlo de ese mejicano.

La gente se reunió alrededor y le reclamó por el daño que había hecho. Y Srekollik se comprometió a no volver a hacer mal en esa forma. Entonces, le devolvieron su vara.

Es por eso que cuando los guambianos vemos los torbellinos que se forman al chocar los vientos de arriba y de abajo, sabemos que son los dos viejos rayos que siguen peleando.

Desde esa época, tratamos de no pasar por donde cayó el rayo, para que no nos caiga su enfermedad, que raja todo el cuerpo; y, cuando truena, quemamos trozos de calabaza para espantar al rayo.


Foto 21: Combate entre los dos vientos y las dos nubes en Kunturyaketa.
El viento de páramo desciende por la izquierda y choca de frente con el de aguacero,
que asciende por la derecha desde las tierras cálidas


Algunos mayores cuentan la historia del viento y del páramo, en relación con el invierno y el verano, de otra manera:
Viento es Tombe; tiene muchos hijos. El papá anda por las lomas vestido con zamarros 6 —ahora dicen zamarros, antes decían que era purosreik, vestido o ruana hecha de nube; él la movía del ruedo y la sacudía para producir el viento—, sus hijos andan por las guaicadas. El viento papá no puede ir por este mismo camino porque allí hay mucho sucio.

Cuando uno se sueña con un hombre con zamarros que va a caballo, amanece venteando fuerte.

Páramo es otro distinto del viento; son dos. Cuando páramo descansa, se queda dormido. Aguacero sube con su viento y lo despierta, entonces él se enoja y lo echa para abajo con un ventarrón. La lluvia se enferma y tiene que quedarse abajo por una semana y luego viene de nuevo para acá.

Páramo es más fuerte que aguacero porque come ullucu, papa y mute.7 Por eso, cuando golpea a aguacero, que sólo come sancocho, éste se queda enfermo en lo caliente durante una semana, ¡pobre sancochero! Pero, al fin, páramo se duerme del todo y aguacero puede subir y quedarse. Así comienzan las lluvias.
Mayores de otras veredas narran el conflicto entre el páramo y el aguacero. El mayor Julián Cantero, de San Fernando, lo hizo al profesor Miguel Antonio Tombé Tumiñá de esta manera:
El páramo es un anciano que vive en las partes altas de las montañas y en las lagunas; allí es su casa. Él lucha contra el aguacero para no dejarlo arrimar a sus territorios. Ambos tienen espadas (otros dicen que varas) largas y bien puntudas.

El páramo sube a una peña bien alta y espera al aguacero y lo golpea en la mano y en el codo; éste responde y lo golpea en las piernas o en las rodillas.

El páramo al fin se cansa y se duerme y el aguacero lo vence y se sube en la peña.

Los rayos del páramo son azul brillosos y más fuertes que los del aguacero, su viento es más fuerte pero su trueno es más débil. Con eso lo saca y por eso a veces se despeja en las montañas más altas, mientras sigue lloviznando abajo. Los rayos del aguacero son blancos y brillosos.
Algunos dicen que páramo y aguacero hicieron un acuerdo entre sí y fijaron épocas distintas para venir cada uno. Son dos espíritus que trabajan la lluvia. El de arriba es para que haga páramo, el de abajo para que caiga aguacero. Kosrokollimisak es de arriba; Srekollimisak de abajo.

Cuando se dice que Kosrokollimisak se quedó dormido se expresa el concepto del sabio tradicional, pues éste dice que es capaz de dormirlo con el remedio de manera que pueda venir aguacero, pero desde el punto de vista del agua, mama Dominga no se duerme sino que se va a Inzá. Después, ya puede venir taita Ciro, aguacero.


 
 
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