Luis Guillermo Vasco   Luis Guillermo Vasco
 
ENTRE SELVA Y PÁRAMO. VIVIENDO Y PENSANDO LA LUCHA INDIA
 

ACOMPAÑANDO LA ORGANIZACIÓN Y LA LUCHA INDÍGENAS > LA LUCHA GUAMBIANA POR LA TIERRA: ¿INDÍGENA O CAMPESINA?

Estas ideas fueron avanzando desde su forma embrionaria, que se planteó a raíz de la necesidad de comprender las contradicciones y confrontaciones que desde mediados de los años 70 se daban entre el movimiento campesino y el indígena y que se expresaron sobre todo en los conflictos entre la ANUC y el CRIC, los cuales llevaron finalmente a la ruptura tajante y definitiva entre las dos organizaciones. En ese entonces se hizo necesario comenzar a precisar las peculiaridades de cada uno de los dos movimientos y la manera como estas incidían en las formas de adelantar la lucha, pero, al mismo tiempo, fueron conformándose las bases que permitían avanzar en el entendimiento de la manera como este pensamiento existía en cada sociedad específica.

Así se dio en un análisis de la manera como los guambianos libraban su lucha por la recuperación del resguardo y las etapas y modalidades de ella, avanzando en la diferenciación teórica entre tierra y territorio, que el propio pensamiento guambiano recoge al distinguir entre piro y pirau, respectivamente, pero también en sus consecuencias prácticas en términos de las formas de acuerdo con las cuales iba avanzando la lucha en sus diferentes momentos, fundamento con base en el cual los guambianos distinguían entre varias modalidades de recuperación.

Al mismo tiempo, estos análisis iban permitiendo el desarrollo del concepto de territorio, así como la operacionalización de los distintos elementos que lo integran y su aplicación al estudio de diversas circunstancias y grupos sociales concretos, como, en este caso, el de los guambianos.

LA LUCHA GUAMBIANA POR LA TIERRA: ¿INDÍGENA O CAMPESINA?

[Publicado en Letras de tierra. No. 2, Bogotá, 1980, p. 55-66]

Actualmente los más de diez mil indígenas guambianos se organizan para recuperar las tierras perdidas de su resguardo. Ubicados hoy en el municipio de Silvia, Cauca, desde antes de la independencia vieron como grandes terratenientes se apoderaron de más de la mitad del resguardo que les pertenece desde la colonia. Así, la sociedad guambiana ha quedado reducida a vivir en menos de 10.000 hectáreas de las peores tierras (ver mapa), produciéndose en su interior graves enfrentamientos por la disputa de pequeñísimos lotes de tierra, un deterioro acentuado de su economía y condiciones de vida, y aún la emigración de una parte de su población. Y, por encima de todo, el debilitamiento y la descomposición paulatinas, y su consiguiente integración a la sociedad colombiana.

Ante esta situación, sectores muy amplios de la sociedad colombiana solo ven aquí un problema de tierra, similar a aquellos que afectan a vastos grupos del campesinado colombiano. Y entienden la lucha de los guambianos únicamente como encaminada a obtener un lugar donde trabajar y producir para conseguir su subsistencia, es decir, como una lucha por la tierra como medio de producción, de vida, del mismo tipo de las que son libradas por los campesinos.

En otra parte (Vasco s.f.) mostramos cómo existe una diferencia fundamental entre la lucha indígena y la campesina por la tierra, diferencia que resumimos diciendo que el indio lucha por su tierra, en tanto que el campesino lo hace por la tierra. Un análisis de la forma como los guambianos conciben y llevan a cabo la recuperación de su resguardo nos mostrará otra diferencia importante entre las luchas indígenas y las campesinas en este aspecto.

Planteamos aquí que el indio no sólo lucha por la tierra como espacio geográfico sobre el cual habita y del cual deriva su subsistencia mediante el trabajo, sino que reclama un territorio, concepto mucho más amplio y que engloba el anterior. Concebimos el territorio como el conjunto de relaciones que una sociedad establece con su espacio (geográfico en un momento dado de su existencia. Su utilización como medio de producción es solo una de estas relaciones. Su conceptualización como la raíz de la vida (pensamiento telúrico) es otra. Veremos como entre los guambianos se da otra diferente y peculiar, la cual se presenta para ellos como la fundamental.

Tal relación se expresa en idioma guambiano con el concepto de MAYAELO, que significa “tierra de todos con gobierno propio” (Cabildo del Pueblo Guambiano 1980: 3, 5).

La exposición de algunos hechos nos ayudará a comprender mejor de qué se trata.

En 1963 un grupo de terrajeros guambianos —indígenas que viven en tierras que han sido robadas a la comunidad por un terrateniente, y reciben en usufructo una pequeña parcela para construir su vivienda y sembrar cultivos de los cuales derivan su subsistencia, debiendo pagar como arriendo por ella varios días de trabajo gratuito a la semana en la hacienda del terrateniente— creó la Cooperativa de Las Delicias, que compró en 1964 la hacienda San Fernando, constituida en parte de las tierras robadas al resguardo por los terratenientes (ver mapa). Sin embargo, los indígenas de la comunidad, encabezados por el Cabildo, no estuvieron de acuerdo.
Porque nosotros, los de Las Delicias, veíamos que el INCORA nos facilitaba la adquisición de tierras, mientras que los de la comunidad veían que en lugar de fortalecer el Resguardo, apoyaba a una Cooperativa que tenía como objetivo parcelar la tierra (Cooperativa Indígena Las Delicias 1978: 23).
Aún hoy los comuneros (aquellos que viven en el resguardo) no consideran que las tierras compradas hayan sido recuperadas por la comunidad porque no son mayaelo, no son territorio guambiano.

En 1971, y ante la presión de los indígenas, el INCORA negoció una parte de la hacienda El Chimán y creó en ella la Empresa Comunitaria de El Chimán, la cual se dividió más tarde originando otra, La Chorrera. Nuevamente, la comunidad organizada bajo la autoridad del cabildo estuvo en desacuerdo, presentándose hasta hoy frecuentes choques y problemas entre los indígenas de las empresas del INCORA y los comuneros y el cabildo. Estos últimos no consideran que tales empresas representen una recuperación para la comunidad, que sean mayaelo, territorio guambiano.

Como anotábamos al comenzar este artículo, la escasez de tierra ha motivado la emigración de guambianos a otras regiones, en especial en el Cauca. Un núcleo de ellos se ha establecido en calidad de colonos en las vertiente pacífica del Cauca, sobre el río Naya, sitio donde, por ahora, nadie estorba la posesión y el trabajo de sus tierras. Pese a ello, el representante de este grupo de guambianos a la Primera Asamblea del Pueblo Guambiano, reunida en el Resguardo de Guambía entre el 27 y el 29 del pasado mes de junio, expresó que el principal objetivo de su comunidad era conseguir la organización de un Cabildo en la región y, luego, buscar a través del mismo la constitución de un resguardo en sus tierras. Es claro que la prioridad que dan a estas metas significa que, para ellos, solo el alcanzarlas puede hacer que las tierras que han colonizado se conviertan en mayaelo, en territorio guambiano.

De la confrontación de estos tres hechos que hemos tomado como ejemplos, podemos deducir que no basta con que los guambianos posean tierras, sean dueños de un espacio geográfico, lo exploten económicamente y deriven de él sus medios de vida, para que tales tierras sean identificadas como territorio suyo. Es otra cosa, el mayaelo, lo que puede conferirles la categoría de un territorio propio; no es el espacio sino la relación con él la que lo define como tal. Y el mayaelo, que es esa relación, está diferenciado en dos aspectos inseparables: por un lado, el carácter comunitario de las tierras; por el otro, que sobre ellas se ejerza la autonomía de la comunidad encarnada en la autoridad de un gobierno propio.

Podemos notar también que, aunque el concepto de mayaelo designa (como ya vimos) “tierra de todos con gobierno propio”, en estos casos tal concepto aparece referido a instituciones de origen colonial y que perduran aún entre diferentes sociedades indígenas en Colombia, entre ellas la guambiana: el resguardo, el cabildo. De este modo, mayaelo significa, en las actuales condiciones de vida de la sociedad guambiana, tierras de resguardo bajo autoridad del cabildo, como tan claramente los expresan los guambianos del Naya.

Debemos subrayar, además, que en idioma guambiano no existen palabras propias para designar el resguardo ni el cabildo, debiendo utilizar las dos palabras españolas.

Esto nos plantea un problema. Si tanto histórica como lingüísticamente resulta obvio que ambas instituciones (resguardo y cabildo) son de origen externo a la sociedad guambiana, ¿cómo es posible que la actual conjunción de ambas pueda ser considerada como algo propio, hasta el punto de que correspondan al concepto guambiano de mayaelo?

Si hacemos referencia a los planteamientos generales de Marx relativos al carácter básico de las sociedades primitivas, caracterización aplicable a los guambianos de la época precolombina y de los primeros años de la conquista española, a juzgar por las informaciones que nos han transmitido los cronistas, podemos considerar que en esta época la propiedad de la tierra entre ellos era de carácter comunitario, que era el grupo social en su conjunto el que se apropiaba la tierra y la ponía a disposición de sus miembros por medio de la acción autónoma de sus autoridades propias, los Caciques. Es decir que el acceso a la tierra por parte de los productores individuales estaba mediado por su pertenencia necesaria a la comunidad (Carlos Marx: Formaciones económicas precapitalistas, varias ediciones). La apropiación de la tierra como medio de producción mediante el proceso de trabajo requiere entonces, para el productor particular, dos condiciones inseparables: la propiedad de su comunidad sobre un espacio geográfico dado, convertido por el trabajo de la misma en la sucesión de múltiples generaciones en medio de producción, y la existencia de un gobierno propio que regule el acceso de cada unidad de producción a ese medio. Esta circunstancia en general es la que los guambianos conceptualizan como mayaelo.

Terminada la conquista, establecida la dominación española sobre los guambianos, el régimen colonial instituye nuevas formas económicas y políticas para implementar la sujeción y explotación de los indios. Entre ellas destacan las dos mencionadas: el resguardo como propiedad colectiva y de carácter inalienable de la tierra por parte de las comunidades; el cabildo como autoridad indígena encargada de regular la utilización de tales tierras por la comunidad (como es lógico, en beneficio también de los españoles); debiendo la unión de ambas instituciones garantizar el pago del tributo por parte de los indios, así como conservar la mano de obra indígena necesaria para la economía colonial.

Las fuerzas propias de la sociedad guambiana, no destruidas sino todavía operantes, aunque ya no autónomas, las características de las instituciones mencionadas, su funcionamiento conjunto, además de algunos otros factores concretos, producen en su acción de siglos un resultado: el mayaelo. como característica esencial en la definición guambiana del territorio precolombino, no desaparece, sino que tiene una continuidad en la adaptación y transformación de las nuevas instituciones introducidas por los españoles; el mayaelo., forma esencial de la relación de la sociedad guambiana con su espacio geográfico, perdura todavía hoy, marcando y definiendo de una forma nueva, guambiana, propia, aquellos elementos introducidos desde fuera por la dominación colonial.

Es mediante esta transformación formal de un contenido básico fundamental que la sociedad guambiana ha podido lograr su continuidad pese a la pérdida de su autonomía, sin ser destruida, sin desaparecer. Es por eso que, para los guambianos, el resguardo y el cabildo, pese a su origen externo, son una parte de la historia propia y los defienden hoy, aun frente a la sociedad colombiana. Es por eso que la conjunción de ambas formas puede ser caracterizada hoy, como lo hace el Manifiesto Guambiano, como territorio propio y, al mismo tiempo, como territorio tradicional.

Planteado así el problema, considerada de esta manera su solución, se hace evidente que la lucha que afrontan hoy los guambianos por la recuperación de sus tierras perdidas a manos de los terratenientes no es solamente una lucha campesina por la tierra, sino algo mucho más amplio, más importante, que debe garantizar la existencia futura de los guambianos como sociedad, es una lucha nacionalitaria por el territorio propio. Se trata, claro está, de recuperar un espacio geográfico que se ha perdido, pero importa más el tipo de relación que con él establezca la sociedad guambiana.

Los guambianos son conscientes de que la sola recuperación de la tierra por miembros de la comunidad, pero bajo formas de relación distintas del mayaelo., basadas sobre todo en la propiedad privada y por fuera de la autoridad del cabildo, como lo son la Cooperativa y las Empresas Comunitarias, no solamente no garantiza la continuidad de su existencia como sociedad diferenciada, sino que se convierte en un factor más de destrucción de la misma, de descomposición de lo propio, de integración dentro de la sociedad colombiana, allí sí plenamente en forma de simples campesinos.


 
 
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