Luis Guillermo Vasco   Luis Guillermo Vasco
 
LOS CAMINOS DEL AGUA. Tradición oral de los Raizales de la Sabana de Bogotá
LA RAÍZ












La Raíz
La Raíz en el nombre
Grupos de antigüedad
La Epoca Antigua
La Epoca Nueva
Comunerismo


La Raíz en el nombre

“…ellos no aceptan lo que son (los jóvenes), dicen es que indios son los que son de por arriba. Ser indio es ser persona, es hacer una colaboración de persona. Es que no estamos conscientes de nuestra raza. Es como cuando somos conscientes de que somos católicos, apostólicos, como nos criaron nuestros padres. Por qué le dicen a uno que eso es ser fanático? Y no! Ésa es mi ascendencia, mi origen. Mis padres y mis abuelos fueron así y yo soy así por ellos, por Raíz, por raza, por nombre, independiente, por herencia, por sangre… es mi sentido.” Don Constantino Segura, Cota.

La indianidad y el Raizalismo, son reflexionados por todos los pueblos de la Sabana de Bogotá que tengan herederos de los Muiscas, pero para 1997 solo en Cota, Chía, Bosa y Suba se hacía pública esta herencia. Don Constantino nos explica la identidad como un grupo de rasgos: Raza, persona, colaboración, descendencia, origen, raíz, nombre, sangre y sentido.

Ser indio es ser persona que otorga un trabajo en común, al que llama colaboración, y que en el pasado se le llamaba Convite. Se hacían puentes, caminos, acequias, cercados, o trabajo agrícola para amigos y familiares, donde recibían su parte en especie, lo que aún recuerdan en Suba y Cota. Eran importantes esos apoyos porque el trabajo era duro y los abuelos debían hacerlo todo por sí mismos y a mano: El azadón bajo lluvia o sol, el mantenimiento de los animales, la hechura de sus sementeras, sus casas, sus huertas, sus vestidos, sus herramientas y utensilios, el cuidado de sus enfermos, sus ancianos, las enfermedades, el transporte de carga muchas veces a las espaldas, a los mercados del pueblo o a los cercanos. Para algunos estaba además el trabajo obligatorio en las Haciendas o en la Iglesia. Las cosas buenas de la época Antigua eran la solidaridad, la generosidad de la tierra, la salud física, y la alimentación abundante. El trabajo colectivo sigue siendo una parte de esa vida antigua, y en las comunidades con tierras comunales, una forma de construir territorio para si mismos.

Ser indio es una herencia familiar, identificada por el nombre (herencia nominal), sus generaciones (abuelos y papases), y los rasgos físicos heredados. La Identidad se construye desde la familia extensa, los grupos de familia de cada vereda, y finalmente, las del conjunto del pueblo. Se hacen evidentes en la defensa de las tierras comunales; en las fiestas patronales; en las redes de curanderos (Pinzón y Suárez); en la organización política (Alcaldías, Consejos, Juntas, Gremios); y en las organizaciones de comercio con la central de abastos y otros mercados menores en Bogotá. En cambio la identidad entre varias comunidades (por valles, por cañadas, vinculadas a un mismo río o a una misma laguna Madre), está desmembrada, pues las expresiones y las actividades que las construían (romerías, el peonaje, y el comercio), han desaparecido.

La historia del apellido es la historia de la familia extensa, y puede englobar en algunos casos un número indefinido de generaciones. Cada vereda tiene el recuento detallado de sus familias extensas; conocen las de las veredas contiguas; y en cada comunidad de municipio hay alguna familia que es conocida más al detalle por todos, por concentrar prestigio político o económico. Por el apellido se sabe de cada persona su territorio (vereda, municipio) y a que tronco patrilineal pertenece, pero en los recuentos de apellidos se sustituyó muchísimas veces lo patrilineal con la matrilineal (madres, abuelas y bisabuelas), al punto de que lo común es que alrededor del nombre o apellido de un abuelo se salte a una abuela o bisabuela, vinculando incluso a varias familias extensas alrededor de ellas. Esto ocurre porque se acostumbra heredar divisiones de un terreno original, y son las abuelas mayores y menores las que vinculan diaria o semanalmente, a hijos, nietos y enfermos, lo que conforma una red vinculada a un terreno 1 La vida cotidiana y la subdivisión sucesiva para heredar terrenos, hace que las fronteras o límites de las veredas, sean también el límite entre parentescos y apellidos, identificando a cada persona con un territorio de origen2. El método que conocí para el recuento de sus ascendientes, es el apellido que engloba en detalle a tres generaciones anteriores, y luego solo refieren a una que otra cabeza de familia, y su ubicación en las veredas. Luego de esto, solo recuerdan apellidos que antecedieron al apellido actual, englobando muchas generaciones sin detalle, y por obviedad, siguiendo líneas maternas. Por ejemplo “antes éramos Garcias, y antes Quevedos, y así se va hacia atrás” (José Segura, Cota). Son muy pocos los que tienen acceso a documentos antiguos y ubican un antepasado concreto en el tiempo.

Comentan que hasta principios de siglo era costumbre matrimonios entre las familias Raizales, lo que hacía que fueran indios por lado y lado.3 Un apellido es Raizal, ya sea que esté en lengua antigua (Chibcha), o en español. Pero mientras los primeros son fácilmente identificables, para los apellidos en español hay que llevar la cuenta, para definir cuál es Raizal y cuál no. 4 Clasificar familias entre genuinos y cruzados es común, sin que esto niegue su indianidad. El conteo de las genealogías propias y ajenas lo narran sobretodo las mujeres, siempre en comparación con sus propias familias.

Al comentar de los apellidos en español, Don Claudio Cano y José Segura reconocen cuatro formas de origen: Aquellos que corresponden a animales o actividades de los antiguos (por ejem: Conejo y Lagarto en Engativá, Papagayo en Tabio, Tapiero en Mosquera). Dos, apropiados del español pero dentro de familias indígenas por lado y lado (como el apellido Segura en Cota). Tres, resultado de matrimonios mestizos, mitad indio y mitad blanco (como los Triviño en Suba, Cota y Chía). Cuatro, de origen desconocido por haber aparecido muchísimo tiempo atrás (por ejemplo los Cano en Cota). También aclaran que cualquier apellido se moderniza, es decir sufre cambios lingüísticos que demoran varias generaciones (Chietativa a Fiquitiva), o se transforma o troca por uno matrilineal, al seguir una rama materna en la ascendencia, y no únicamente masculina. 5

El segundo mecanismo de reconocimiento de un Raizal, con menos detalles pero más específico son los apodos. El apodo es un recurso nemotécnico para sustituir o un apellido, o a un subgrupo dentro de una familia extensa, o para personas. Son un reflejo más claro y específico porque describen un rasgo particular a una familia o persona, el trabajo de sus abuelos, la analogía con una planta, o algún rasgo físico o psíquico. 6 Se puede heredar por generaciones, patrilineal o matrilinealmente, y se acostumbra el diminutivo para diferenciar la generación vieja de la nueva. La costumbre de los apodos es de las más antiguas, extendidas y vitales en la totalidad de comunidades estudiadas, y probablemente de toda la Sabana de Bogotá. En la época antigua era en la fiesta de matachines (el 6 de enero) cuando estos nombres salían de la clandestinidad, junto con los disfraces y las bromas, fiesta que se celebró en Cota y Tenjo hasta principios del siglo XX, durante las ferias equina y ganadera, después de la cosecha de fin de año, o el 6 de enero, día de los Reyes Magos. En general las fiestas eran en el descanso entre cosechas y preparación de la tierra para las siembras.

Por qué los apodos?

Son una ocurrencia o por la persona parecerse a algo. Así se identifican más por el sobrenombre, Calabazos, Quimbas, Zorros. Eso era antiguamente, todo se va acabando. La juventud de ahora no se aguanta un sobrenombre. Piensan “Si me dicen un sobrenombre, les contesto una grosería”. Antes se decían Guapuchos, Burros… así. Se heredaban el apodo del padre, porque venía de los Guapuchos o de los Tigres. O si a un padre lo llaman Carro de palo, al hijo lo llaman Carretilla. O también porque dijo alguna palabra y la repite cada rato entonces lo bautizan con ese nombre. Esa costumbre se ha ido borrando, ahora se disgustan y por respeto no se dice a pesar de ser una tradición.” Don Claudio Cano, Cota.

“El día de matachines había licencia para todo. La gente se disfrazaba desde temprano y salía a la calle y nadie sabía quién era quién. Usted podía entrar en una tienda pedir comida y después irse sin pagar nadie se ponía bravo porque así era la fiesta, todos haciendo bromas..y bien pesadas! Pero la gente se aguantaba. Hasta los apodos se gritaban en la calle, Adiós Guapucho! Y a reírse. Así era antes, ahora ya no se puede, le ponen el ojo negro.

/De qué se disfrazaban?

Lo más común era de la misma fiesta de Reyes o de la Navidad. De Rey mago, de Virgen, de pastores, pero también se tapaban la sola cabeza con costal y nadie lo reconocía. O había “el vejiga” que era un disfrazado que le va pegando a todo el mundo con una vejiga (de marrano) llena de agua. Esos si era totazos! Y todos a correr.”

/Por qué se acabó la fiesta?

Porque como todo el mundo se disfrazaba, pues no se sabia quién era, así empezó a llegar gente de afuera y empezaron a atracar y a robar y ya no se podía confiar en nadie” Teodomiro Rivas, Tenjo.


Los rasgos físicos vienen por la familia en los rostros, las manos y el cuerpo. Los rasgos son la piel oscura, ojos rasgados, cabello negro grueso, cara ancha y pomulosa, complexión gruesa, y aunque no es general la baja estatura. Y hay variaciones y detalles de una familia a otra, al punto que por los rasgos faciales se puede saber de qué familia, apellido y vereda es una persona. 7 Dicen que en el pasado los rasgos eran más acentuados y diferenciadores pues los Raizales se casaba más entre sí, por eso se acostumbra llamar indio puro o Chibcha a quién los tenga; pero no se usa la diferencia entre indio y blanco, como se usa en la mayoría de comunidades indígenas andinas, donde también es un diferenciador cultural (blanqueado).


Grupos de antigüedad

Los Raizales tienen un discurso histórico del que sólo describimos la periodización, representadas por pares de personajes, que sucesivamente van contando el tipo de sociedad Raizal y su relación con la sociedad colombiana local. Pensando al interior de cada familia extensa, la época antigua y la nueva se irradia al resto de la comunidad. Agrupan gente con una misma antigüedad, que vivieron un mismo tipo de acontecimientos y una misma estrategia económica, política y cultural, de conflicto y resistencia frente a los foráneos (blancos, bogotanos, comerciantes y tenderos, hacendados, liberales o conservadores de otros pueblos o del propio). Cada una de las estrategias hablan de la transformación de la indianidad, desde la comida, la vestimenta, hasta la propiedad, la riqueza, la economía, la política, la sexualidad y las formas de familia.

Los Antiguos son una temporalidad sin registro, hacia el pasado y hacia el presente, pues los Muiscas siguen vivos en los fenómenos naturales actuales (encantados) y cada nuevo muerto se les sintetiza. Pero también son los Abuelos y papás reales, con nombre y rostro, que si mantienen costumbres indias, se los considera antiguos. Así, la Antigüedad es una identidad de grupo histórico, como también una identidad territorial relativa que diferencia a los vivos comunes, de los vivos “encantados”. La Epoca Nueva es una diferenciación de todos los vivos con respecto a sus padres ya fallecidos, que coincide con la aparición del mundo tecnologizado a principios del siglo XX, que aceleró el desecamiento de las fuentes de agua, la tala de bosques, la contaminación y el poblamiento urbano. Ambas épocas están en pugna, en conflicto, en crítica, estableciendo esa diferencia relativa entre un mundo indio y uno moderno. Por medio de estos cinco grupos y la categorización relativa de lo antiguo y lo nuevo, construyen los Raizales su discurso histórico y de identidad.


GRUPOS DE ANTIGÜEDAD



La Época Antigua

La característica de esta época es la autonomía, que por distintas crisis se perdió paulatinamente. Para los Raizales, la autonomía agrupa varias características culturales: rasgos genuinos, nombre indio por lado y lado, vestido tradicional, poder para manejar la tierra (grandes posesiones, técnicas de manejo y fuerza de la tierra), como poder de los alimentos, fuerza frente a las enfermedades, y control con medicina propia. Para algunos (especialmente en Cota y Chía) la autonomía incluye la autoridad propia no sometida a las administraciones municipales. Tales rasgos son una caracterización de comunidad por contraste entre pasado y presente, y no una definición por rasgos presentes, aunque aún hoy se los encuentre en personas individuales, pues ya no dibujan al conjunto de la sociedad Raizal.

En esta época reconocen dos grandes grupos: La sociedad prehispánica, dividida con la conquista en Mojanes (huidos y autónomos en el territorio), y los Abuelos, que permanecieron sobre la tierra durante el periodo Colonial y de la República. Esta es pues la primera gran crisis de la autonomía: la Conquista. Muchos indígenas se sumaron a los Mojanes preexistentes en los canales de aguas, huyendo de la represión, por lo que es un desplazamiento territorial generalizado a los canales de aguas. Pero también la concentración forzada de algunos indígenas en Resguardos (veredas específicas), y su señalamiento como indios que hacen otros habitantes (incluyendo a los Raizales de otras veredas), en un recuerdo disipado del Resguardo original. 8
La Conquista representa la primera crisis de autonomía que divide en dos la sociedad: la que vive en las aguas, aislada de los dominados de la superficie, rechazando la sal del bautizo y reconocida como las más radical y auténticamente india. Y dos, la bautizada con pérdida de la autonomía, pérdida de conocimientos y de la tierra, llamados en general Los abuelos, y que son los que vivieron el dominio de los Patronos-hacendados (que cubre la Colonia y la República hasta principios del siglo XX).

Para Pinzón y Suárez, el bautismo produjo la expulsión del mundo mítico al nivel celeste, donde es suplido por los personajes cristianos. 9marca la distancia espacio temporal de la Conquista en tiempo presente, pues se repite cada vez que ocurre un encantamiento o viceversa. Igualmente, los muertos actuales entran en los canales del agua integrándose a la antigüedad, que es el grupo mítico de ánimas al que pertenecen en cuanto son enterrados. Los seres míticos viajan por los canales acuáticos y salen por distintos caminos permanentes (ríos) o cíclicos (nubes y crecientes), se pueden transmutar en seres de lo seco, y a su vez transmutar lo seco en seres del agua. La fuerza de este sistema encantado de muertos y Mojanes es para ellos la prueba de que alguna vez se tuvo sobre la tierra seca una autonomía absoluta como la que hay en las aguas, que todas las tierras de superficie fueron de los indios y que actualmente todas las de aguas lo son, y finalmente, que esta es la primera estrategia colectiva de los antepasados que continúa con cada uno que muere. Estrategia de resistencia y clandestinidad que para los Raizales tiene su causa en la Conquista, pero que no es clara para ellos cómo era antes de esta, y es muy probable que se replicara, es decir que lo seco y lo acuático fuera el patrón preconquista. Por esto, la mayoría apabullante de los mitos que relatan tienen ese escenario y no dan cuenta de mitos de Creación o de ordenación del universo. Esto hace parte de resaltar u opacar los símbolos para crear una explicación histórica acorde a las circunstancias y necesidades actuales.


La Época Nueva

La entrada de la modernidad, según los Raizales, es la segunda crisis que continúa la destrucción de los rasgos de la antigüedad y que abre la época Nueva. Esta también resulta del permanente contraste entre el pasado y el presente y por eso está asociada al descontrol de Los Nuevos sobre los ciclos naturales, representado en la sequía de fuentes de agua, nacederos, reservorios, ríos, lluvias, etc. Los que vivieron esta crisis asumieron la estrategia de adaptación frente a la modernidad, limitando lo antiguo a las relaciones familiares más cercanas.

La época Nueva incluye tres generaciones: la que vivió la pérdida de las tierras a manos de comerciantes y estafadores (los compadres) durante todo el principio del siglo XX, llamados Los padres o Los papases; la generación que le sigue corresponde a los Hijos, que enfrentaron la entrada de la modernidad, la tecnología y la ciudad. Una es la pérdida de la autonomía económica y política, mientras la otra es la pérdida más radical del poder de las aguas, del poder brujo y de las costumbres rurales. Respecto a la generación más joven, entre los 15 y 25 años, se caracteriza por la desmembración de las familias (madres solteras muy jóvenes que dependen de las redes de abuelas y madres), el desempleo y la migración, pero es una generación que aún no ha hecho colectivamente historia.


El Comunerismo

Comunero es ser miembro de grupos Raizales con una larga historia de administración de tierras comunitarias ejidales o de Resguardo, como de conformación de Cabildos hasta la actualidad, como son Chía y Cota. Ser Comunero es tener una adjudicación dentro de tierras de resguardo o ejidales comunitarias, por ser descendiente directo de un indígena reconocido en los títulos de repartición de tierras. Esto le da unas obligaciones o retribuciones con la comunidad representada en el cabildo, como trabajo comunitario, contribuciones a obras públicas, y su participación en la toma o ejecución de decisiones en asamblea.

La mayoría de resguardos de la Sabana desaparecieron entre 1839 y 1845, y con ellos las organizaciones que reivindicaran la indianidad. Según Luis Wiesner, hubo resguardos en Ubaté, Gachancipá, Tocancipá y Tenjo, en este último desapareció en 1966 pero nadie comenta esta historia. Muy inmediato a su deshacimiento a finales del s. XIX la comunidad de Cota recuperó sus tierras por compra en 1876 (cerro del Majuy) gracias a los comuneros, Don Pío León y Don Vicente Tovar. Hacia el año de 1914 se instaló el primer cabildo indígena, y en 1977 fue declarado resguardo indígena ratificado en 2001. En Chía las tierras ejidales fueron ganadas en pleito contra la municipalidad en 1911, gracias a la lucha de Don Pioquinto Cojo. En Suba retomaron la organización comunitaria desde 1988, pero desde 1991 la lucha se dio contra las ocupaciones urbanísticas en la zona sur y norte (la Conejera), para ser reconocidos como resguardos un año después. En Bosa se deshizo el resguardo en 1886, y se reconstituyó por las luchas desde 1997, siendo reconocido en el año 2000. Las cuatro comunidades de Chía, Cota, Suba y Bosa tienen una historia marcada por la experiencia política de pérdida y recuperación de tierras, de la que carecen las otras comunidades Raizales que solo hablan de la época Antigua, pero no del Comunerismo.

En los casos de fuerte organización Comunera, la historia está fuertemente personificada por los Cabildos o las organizaciones que han existido, pues han construido una identidad de grupo alrededor de unas tierras y de una organización permanente con al menos un mínimo de representatividad. La autonomía está personificada por las estrategias políticas que los cabildantes o gobernadores solitarios tomaron en sus momentos, por eso en estas comunidades, además de la división histórica en épocas y grupos de antigüedad, está la división por cabildantes o gobernadores que personifican las estrategias políticas que adoptaron él y la comunidad en su período. Hay entonces la época de Pío León y Roque Capador, o la del Cacique Cristóbal Segura, o la de Claudio Cano. La historia está periodizada por distintos puntos y personajes, haciéndola un tejido que tiene un pasado remoto, pero también un presente actuante.

Siempre ha sido conflictiva la permanencia y linderos de estas tierras, pero su continuidad ha estado garantizada por la capacidad de las comunidades y organizaciones. Esa actividad en las comunidades cabildantes, genera una permanentemente reflexión interna de distintos niveles y calidades sobre los problemas vividos y la historia que los explica. Así, aunque el punto central en las discusiones con el estado u otras instituciones esté centrado en las tierras, internamente la discusión y las actividades es muy vital, entre las que se encuentran la reflexión sobre la indianidad.

Las tres comunidades con experiencia antigua de organización se autodefinen como indígenas o indias, y en la cotidianidad combinan indio y raizal, mientras que la de Suba, que tuvo un largo tiempo entre su disolución y su nueva conformación, se denomina solo Raizal descendiente de indios puros. Esta diferencia en la nominación y definición de sí, depende de los procesos de aculturación y de resistencia activa en organizaciones que garantizan un nivel de identidad y reflexión. La diferencia que de una comunidad a otra de los términos indio y Raizal, depende de los procesos políticos que cada comunidad haya tenido desde la Colonia y República hasta la actualidad.


 
 
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