Luis Guillermo Vasco   Luis Guillermo Vasco
 

LA COMUNIDAD INDÍGENA “CHAMÍ” DE PUEBLO RICO Y MISTRATÓ. PROYECTO DE DELIMITACIÓN DE UN ÁREA DE RESERVA
Escrito con ENRIQUE SÁNCHEZ GUTIÉRREZ para el Incora, 1975

FAMILIA Y PARENTESCO

No disponemos de elementos suficientes para entrar a conceptuar sobre la familia entre los chamí, pero sí es posible dar algunas características descriptivas sobre la misma.

En este sentido, podemos considerarla como una familia extensa en proceso de descomposición, forzado éste fundamentalmente por los cambios ocurridos en la propiedad de la tierra y, en segundo lugar, por la presión misionera que ve la familia nuclear como el modelo ideal. Como se trata de un proceso, hay una amplia gama de formas intermedias entre los dos polos, que sería interminable describir.

Parece ser que, antiguamente, tenía características patrilineales y patrilocales, pero aquí también actúan los factores de cambio.

Se ha impuesto ya para la mayor parte de los efectos, al menos para los más notorios y visibles, la forma de filiación bilateral que corresponde a la familia oficial clásica colombiana de las ciudades. De todas maneras, se nota la continuación de una mayor preponderancia de las relaciones de la familia paterna. La patrilocalidad es, en muchas ocasiones, solamente una etapa temporal hacia la neolocalidad. Y hay casos, explicados por intereses económicos, en los que se presenta matrilocalidad.

El empobrecimiento de los suelos a causa de la obligada desaparición de la rotación de tierras para el cultivo, aunado a la reducción de la extensión de las mismas por causa de la colonización blanca, hace casi imposible que varios núcleos familiares deriven su subsistencia de una sola parcela de tierra. Por esta razón, las nuevas familias nucleares tratan de establecerse por su cuenta. Esto estimulado por un creciente sentido de individualidad dentro del grupo.

Los hombres más ancianos jefes de familia tratan de evitar por todos los medios a su alcance este proceso de desintegración de la familia extensa. Para ello, acceden a dividir sus fincas en vida para dar a cada hijo que se casa una parcela propia. Pero los resultados no son siempre efectivos y, a veces, lo único que se consigue es retardar el momento de la separación. Además de que esto disminuye las disponibilidades de tierra de la familia original, constituyéndose en una limitación importante. También es frecuente que la finca se divida, pero se siga trabajando y utilizando en común por el padre y los hijos, pero éste también es un fenómeno raro y en desaparición.

Igualmente, la acción misionera sobre los niños a través del internado y que ha arrebatado a las familias su proceso de socialización, ha contribuido a debilitarlas en forma considerable. Los valores y conocimientos, las tendencias y deseos de los hijos chocan, a veces con violencia, con los de sus padres, engendrando conflictos que aceleran la ruptura entre ellos.

Privada, pues, de una de sus funciones fundamentales: la socialización de los hijos en la cultura del grupo, la familia chamí es cada vez menos capaz de resistir las presiones externas sobre ella.

Cambios ocurridos en las normas y formas de matrimonio, la endogamia entre ciertos grupos, no suficientemente esclarecida todavía, y otros factores, son otros tantos elementos de decadencia de la familia chamí y de su conversión acelerada en una familia del tipo predominante en Colombia.

También sobre el parentesco tenemos poca información, pero parece seguro que ha cambiado bastante a partir de sus formas primitivas y por razones todavía más fuertes que aquellas que inciden sobre la familia. En este campo, la imposición desde afuera de los patrones de la sociedad colombiana es casi completa. Solamente un conocimiento amplio del idioma y una convivencia prolongada con los chamí podría lanzar luces sobre esta situación.

De acuerdo con lo que sugiere algunos elementos lingüísticos, es probable que el parentesco fuera clasificatorio en un inicio. Pero otros vocabularios parecerían indicar un carácter descriptivo.

CENSO FAMILIAR

Si se tienen en cuenta las dos principales vertientes hidrográficas sobre las cuales viven los indígenas, corresponde a la del río San Juan la mayor población. Viven sobre esta vertiente, de la que hacen parte las veredas de Inamur, Canchívare, Umacas, Carrema y Purembará, 254 familias. Una parte de esta zona se incluye en la propuesta de reserva y es la que corresponde al área de pleno asentamiento de la población. La vertiente del Ágüita es una zona de expansión de la población indígena; en ella viven, según el censo que se levantó, 135 familias; comprende las veredas de Puerto de Oro, Ágüita, Bequé, Gitó y La Montaña.

Para el censo familiar se tomó como unidad censal la familia nuclear. Advertimos sobre el carácter arbitrario de esta unidad, ya que la familia chamí está compuesta generalmente por varios núcleos matrimoniales que habitan bajo el mismo techo. Las familias nucleares que viven en forma independiente (como resultado del proceso de descomposición que ha sufrido la comunidad) se relacionan a continuación; lo mismo se hace con aquellos núcleos que habitan bajo un mismo techo.
* sin información

Este cuadro nos muestra el predominio de la familia extensa tradicional. Las familias que comparten esta característica constituyen el 61.18% del total. Pero también puede observarse que la familia chamí va perdiendo su carácter de extensa para ir conformando familias nucleares con residencia independiente.
 
 
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